Cambio «mes del Rosario»

Madre de la Esperanza, pilar de los cristianos.

Nuestra amantísima Titular, amanece en el día de hoy vestida de esperanza para dar comienzo al nuevo curso llamado a la conversión misionera. Para ello, nuestra Madre se atavía con el color propio de este tiempo ordinario como es el verde, el cual también es de la Esperanza. Verde que se aprecia también en los hilos de los bordados, de una de las sayas mas antiguos que componen el ajuar de la Madre.

Ciñe su talle un fajín rojo, cedido para esta ocasión por la Hdad. del Santísimo Cristo de la Piedad de la vecina localidad de Miguelturra. El rojo nos recuerda el mes que se aproxima, mes del Rosario.

Su rostro lo enmarca alegre tocado de encaje de tul bordado y, cubriendo su cabeza y hombros, la Virgen lleva la toca que adquirió la Hdad. en 1996, bordada en malla en aplicaciones de recorte de tisu, cordoncillo y lentejuelas. Y sobre su divina sien, la Virgen asienta corona sobre dorada.

En su pecho se deja ver un nuevo broche de estreno, donado en acción de gratitud, por el Diputado Mayor de Gobierno, su esposa y su familia, en el día que recibió el sacramento del matrimonio, y en el que lee en latín «SPES NOSTRA» (Esperanza Nuestra), rematando este precioso nuevo broche el ancla símbolo de la esperanza.

En el lado izquierdo del tocado, como es propio en la Virgen, le pende la medalla de los agentes comerciales de la ciudad, en esta ocasión, sujetada por una mariposa en metal sobre dorado. La Virgen nos recuerda la importancia del rezo del Santo Rosario y, para ello, en su mano izquierda sujeta un rosario de cuentas verdes, donado por una de las Camareras de la Virgen en una de sus peregrinaciones a Lourdes.

De la muñeca derecha, nuestra Madre pende una medalla de la Virgen del pilar, donada por uno de sus costaleros, en símbolo de confraternización con la patrona del barrio, y por motivo de sus ya cercanas fiestas. También sostiene un pañuelo de tul bordado que nos ofrece como consuelo para limpiar las lagrimas de nuestras preocupaciones, desvelos o problemas de salud. Pues, como dice su pecho, esta es nuestra ESPERANZA, la madre que espera que el incio del curso de conversión misionera sea de verdadera conversión en avance, la madre que espera ser el Pilar de las fiestas de su barrio, la madre que nos invita a la oración del Santo Rosario en el mes de octubre, la madre que espera con la alegría de la Esperanza que nos acerquemos a Ella con el corazón abierto para poder llegar como mediadora a su hijo.

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